
Selecciona cuatro o cinco alumnos por grupo. Lo ideal para lograr un trabajo fluido y evitar problemas de organización es crear grupos que no sean demasiado grandes. Y, para aprovechar todas las ventajas del trabajo colaborativo, tampoco pueden ser demasiado pequeños ya que se perdería la diversidad de roles y la interacción. Crea grupos equilibrados. Cuando vayas a elegir los grupos, ten en cuenta las afinidades de los estudiantes, pero recuerda que lo ideal es que cada grupo funcione como una muestra a escala reducida del aula. Para ello, distribuye a los alumnos en equipos de trabajo que incorporen diversas visiones, niveles y formas de trabajar. Dedica un tiempo a analizar la clase y mezcla alumnos capaces de ayudar al resto, estudiantes con dificultades y alumnos que se mantienen en la media del aula.
Anteproyecto para esta sección acerca de la visión general. Nuestro plan y formato para esta sección acerca de la Visión General son similares a los de otros capítulos y secciones de la Caja de Herramientas: Primero, ejemplificar y definir una definición operativa de aquello a que nos referimos como recursos espirituales. Después definir en términos generales por qué estos son importantes, y cómo pueden ser utilizados para la construcción de comunidad. Indicar algunas condiciones particularmente favorables para su aprovechamiento.
El fortalecimiento de las familias es nuestro deber sagrado como padres, hijos, prole, líderes, maestros y miembros individuales de la Iglesia. La importancia de acerar en forma espiritual a las familias se enseña claramente en las Escrituras. Debemos entender que cada uno de nuestros hijos viene con variados dones y talentos; algunos, como Abel, parecen haber recibido los dones de la fe al nacer. Otros luchan con cada decisión que toman. Las palabras de su padre le guiaron hacia la conversión. Los 2.