
Fuente de la imagen, Getty Images Pie de foto, El dolor se sufre en la billetera. Hicieron 'match' en Tinder y, al poco tiempo de entablar conversación, él le explicó lo que realmente buscaba en esa aplicación de citas. Quería una mujer a la que pudiera entregarle todas sus tarjetas bancarias y sus contraseñas. Que sólo ella tuviera acceso a sus cuentas y que se encargara de manejarlas. Que fuera su findom -como se conoce como dominación financiera- y, a cambio, él sería su esclavo monetario, su cajero humano. En este caso, el poder se ejerce a través del control monetario.
Salubridad y apariencia Iris Krasnow divide a las mujeres que se reencuentran con su sexualidad después de los 65 años en dos categorías: La primera es la mujer del nido abismo. Es aquella que ya terminó de criar adolescentes y estudiantes universitarios y sus hijos han abandonado el andurrial. La otra categoría es la viuda. La mujer que estuvo casada durante 55 años, cuya vida sexual pasó de ser ardiente a aburrida a, finalmente, inexistente. La que cuidó a su marido convaleciente durante diez abriles y lo vio morir. También en Citrón blues, Limón reggae y en La romana indómita, en la que cuenta cómo las mujeres romanas se iniciaban con un falo de piedra.
Y aunque suene a un cuento de hadas, es ya una realidad. Son las cinco de la tarde en Nueva York y el ajetreo de la ciudad trae de cabeza a Isabel Ortega. Un sumiso al que llamaremos Philip con el fin de preservar su anonimato. Entre inversión e inversión, Philip tiene las contraseñas de sus tarjetas a mano para satisfacer los deseos de Isabel. Isabel quiere disponer de 3. Un placer maduro que debe ser saciado. Podría anatomía una historia inventada, pero es una de las tantas anécdotas de Isabel, la persona que nos introduce en los entresijos del findom.
Chupa gallina y traga esperma fuera. A la tipa. Sonia le excita que te muevas. Golpeando bellezas putas.
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