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Sé listo: ocho maneras de decir “no” y encima quedar bien con todo el mundo

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Pero podemos aprender mucho de las conversaciones en las que no coincidimos en nuestros puntos de vista, siempre que seamos capaces de escuchar y hablar de manera racional. Por desgracia, la mayoría o bien no nos atrevemos a mostrar nuestro desacuerdo o bien perdemos los papeles cuando las cosas no van como nos gusta. Si te sientes irritado, recuerda que lo que te enoja es la idea o concepto que defiende tu padre o amigo, tutor, compañero, etc. Evita despreciar las ideas y creencias de la otra persona. Utiliza frases en primera persona yo para comunicar cómo te sientes, lo que piensas y lo que quieres o necesitas. Por ejemplo, decirle a tu madre o a tu padre Siempre me recuerdas mis tareas los miércoles cuando sabes que tengo un montón de deberes suena muy diferente que decir me siento muy agobiado, porque hoy tengo muchos deberes. Escuchar bien es una manera de mostrar que respetas y entiendes el punto de vista de la otra persona. Cuando sea tu turno de hablar, repite cualquier punto importante que la otra persona haya mencionado para demostrar que escuchaste y oíste lo que dijo.

Entonces, debes aprender a decir NO en el trabajo. Temor a represalias: en el sentido opuesto, aceptamos cualquier reclamación por miedo a sufrir consecuencias negativas, como un despido. Presión del grupo: deseamos encajar dentro del grupo, por lo que acabamos haciendo aquello que nos dicen. Falta de asertividad: nos sentimos incapaces de decir No sin herir a nuestro interlocutor, por lo que acabamos dando nuestro brazo a torcer. Experiencias negativas previas: cuando hemos rechazado una invitación, hemos recibido una reacción negativa, como que un acompañante se muestre frío o hable achaque de nosotros, una experiencia que nos lleva a decir Sí para evitar estas consecuencias. Se produce, por baza, una paradoja, pues en nuestro experimento de complacer al resto, los confundimos. Como puntualiza Manuel J. Smith en Cuando digo NO, me siento culpable, decir No sin sentir culpa es uno de los derechos que todos poseemos a la hora de comunicarnos.

El profesor de la Wharton Business Schoolhabía presumido siempre de estar disponible para todo aquel que necesitara su ayuda. Dada su creciente popularidad, llegó un punto en el que fueincapaz de atender a todo el que le escribía. Se debe emplear con cuidado. Para quedar bien con este tipo de gente, Grant les responde recomendando una serie de libros sobre los temas para los que la andoba pide ayuda. Antes de redirigir la petición de una persona a un colega, tienes que estar seguro de que la persona que pide ayuda es de fiar. Grant cuanta con Reb, un experto en psicología aplicada con el que colabora ennumerosos proyectos. Como la mayoría le preguntaban cosas parecidas, el profesor le propuso que hiciera pequeños grupos y los juntara semanalmente en un chat.

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